
«Pero no estoy loco y aún más: nunca he sido tan razonable. Simplemente, sentí en mí de pronto una necesidad de imposible. […] Las cosas, tal como son, no me parecen satisfactorias. […] El mundo, tal como está, no es soportable. Por eso necesito la luna o la felicidad, o la inmortalidad, algo descabellado quizá, pero que no sea de este mundo.»
A. Camus, «Calígula», en Obras, vol. I, Madrid, Alianza 1996, pp. 358-359.